
Ilusionada por un dolor de cabeza dulce. Ilusionada por el recuerdo de un vaso que dice no ser, por el agua que bebiste de mis labios. Ilusionada también por el deseo de verte, por la seguridad que tengo a tu lado y el miedo de mis actos y palabras, Podría decir que te amo pero la conjunción se vuela los sesos y el verbo en un acto también suicida imita una piedra que se tira por un barranco. Poderosa la mente, que hace de tu olvido de un cuento de hadas, poderosa también la mirada, que hace de un acto coherente un acto de verdadera locura. Siempre con complejo de termómetro, pero disfrutando cada minuto de vaivén del mercurio.
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