Puede …

La tranquilidad de ese domingo me invade el cuerpo, sola frente a una marea roja, frente a ese cubierto no discreto lleno de poderes. Dejando el libro de los deseos no cumplidos al lado de mi cadáver, intento alcanzar la verdad de ese sueño, la brisa de un adiós y la hola de una nueva persona.
Recordando la melodía que ayer olvidé, miro el presente como si fuera ese amor que derrotó mi corazón. La muerte de él me deja trastornada, hace que no pueda mediar palabra, solo soy capaz de mover los labios y dejar libre el aire de mi interior deseoso de aventuras. La melodía hace entrar mis recuerdos, de una palabra rota y un corazón secuestrado por el viento, como si fueran corderitos guiados por el perro boyero. Observada por 63 ojos escribo mi elegía. Solo quiero vivir y sentirme viva, solo quiero escribir y que alguien me entienda, solo quiero habla y que alguien me responda, solo quiero decir la verdad y que alguien me perdone. Todo el tiempo corretea por la casa de mi mente cantando la misma canción de destierro y mi parte mala dice- empiezo a odiar la música- mientras que mi parte buena responde- dentro de nada la vas a olvidar como olvidaste esos ojos azules que hace tres días viste y con los que soñabas de pequeña-. Estudiando un dialecto casi muerto, pongo en marcha otra vez mi juicio y retomo ese libro que agudiza la soledad interior y me hundo en el país de la eterna imaginación.



La hola: está bien escrito solo que es un juego, la ola como si fuera un mar, como hago referencia al mar en”sola frente a una marea roja, frente a ese cubierto no discreto lleno de poderes” y el hola de saludo.