Dejando atrás a Peter Pan. . .

Como la semilla brota, yo crezco. Como pollito del huevo yo emerjo. Siempre con algo pendiente me quedo, siempre con algo en la mente regreso. ¿Porque no podemos parar eso? Porque es un hombre con gabardina ¿Entonces su mirada es eterna? No, cuando llega la reina de la necrópolis sus ojos se cierran y su efecto vuelve hacia atrás.
El hombre con gabardina va paseando por las calles de nuestro destino, mientras que con su paraguas nos aparta las ramitas de la vida. Con su sonrisa nos hace vibrar, con su andar volar y con su cabeza flotar. Su caricia te quita tu aliento. Mientras que como si fuera un juego esos amantes se miran, se seducen arrugando la piel, hacen responsables, crean mundos de fantasía. Con la miel en los labios deseo un anhelo, con mentiras en mis rizos me aferro al hombre y solo pienso que cuando aparte mis brazos de su carne mi vida seguirá, no tengo fuerzas, no tengo valor para salir de los brazos de papa. Como si fueras una canción, cada día oigo lo mismo, tu voz, tu estúpida rima del progresar. Oyendo voces sin cesar, deseo escapar, para poderme relajar y así crecer en paz, con mis ilusiones y deseos, con mis amantes y desamores, con mis errores y aciertos.