Popurrí existencial

Besos escondidos detrás de las orejas, mentiras en los rizos y verdades tristes en los ojos. Podridas palabras que salen de mis labios cada vez que se acerca la felicidad. Oscuro amanecer a tu lado, como macabro pájaro surco el horizonte lleno de nubes con lazos de cintas rojas y puntas afiladas. Miles de pensamientos en mi mente, en cada palmo de mi sangre, pero no hay formas suficientes para hacer tal representación. Dentro de un caparazón vivo, encerrada allí sola, solo con el pensar de mis volátiles segundos y efímeras horas. Pasiones vividas que debajo un cofre escondo para que busquen i rebusquen dentro de el y solo encuentren polvo y arañas. Sentimientos inútiles en forma de lagrima, ¿el corazón herido o es que solo está anestesiado? Demostrando que no me acuerdo de nada sigo adelante sin pensar en la mancha que guarda el secreto del desempate. En la sabana un amor, en las manos una estúpida esperanza de todo, un intento en forma de suplica me viene a visitar cada mañana y con sus ariscas caricias me envuelve de soledad infinita y misteriosa vida. Andando después de mi amargo despertar diviso los pájaros que vuelan libres, sin problemas, sin soluciones, sin más decisiones que tomar que solo volar y respirar. Sofoco mi sed con los demás con mis amargas palabras de soledad. Siento con el corazón anestesiado, siento la nada, siento la pasión del olvido, siento el vacio de una casa llena de fantasmas. Siempre al lado del que hacer, siempre llena de muerte y sola en un rincón. Como dijo ese grupo del viejo pintor holandés: el silencio es un buen amante para escuchar, harta estoy de atender. Busco el ruido para sentirme acurrucada en el seno de la existencia.